miércoles, 2 de noviembre de 2011

El nido en la luz del sol


Hace tiempo la luna aún brillaba por el día. Hace tiempo el sol vivía con nosotros en el suelo. Los hombres eran felices. Y sí, dije felices. Me refiero a ese resplandor que fulmina nuestra vigilia en la mañana. A ese Sol que suena tan bien en nuestra flauta. A los posos que marcan nuestro futuro del día. A ese olor de la pequeña escuela donde probaste tu comida favorita con esa tenue y borrosa cara de aquella pequeña chiquilla ya extinguida en el tiempo. Sin mas, cual rayo del mediodía naciendo en tu memoria, cual despertar incandescente en tu espíritu. De las aves golondrinas que anidaron en tu corazón la más bonita es la que más huevos dejó, ¿verdad? Polluelo, sin volar bajo el sol, que pobre nunca nace y nunca nació. Vuela con tu mirada apagada, no mires la luz del sol que perfora tu pequeño corazón. La luz de la luna encenderá tu pasión. Los recuerdos que te hacen feliz al ser rememorados se convierten en témpanos que te congelan bajo la fría noche sin compasión. Pero recuerda, pequeña golondrina, tu menudo corazoncito aún conserva una pizca de calor. Calienta el hielo, deja que sufra tu corazón. Que la memoria helada se funda, que las lágrimas derretidas fluyan fuera sin temor.

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