lunes, 9 de mayo de 2011

Silencio



¿Cómo se escribe el silencio? ¿Hay algunas palabras para expresarlo? No lo niegues, es imposible. El mero hecho de pronunciar una palabra hace que el silencio deje de existir. ¿Por qué tratamos, pues, de perseguir algo tan fugaz? ¿Por qué no le dejamos a él hablar? Tiene tanto  que contarnos, tantas frases que devorar... Pero, en cierto modo, el silencio es la meta en nuestras vidas. Nacemos entre llantos de dolor, vivimos tratando de buscar el silencio en algún rincón donde se pueda escapar, pero algo lo mata siempre. Desde el gemido de un violín hasta el rumor del agua o el canto de las hojas besando el suelo. Luchamos por escucharlo y no escucharlo a la vez. Y no es hasta que morimos que podemos llegar a alcanzarlo. Vivimos para morir, morimos para entender la vida que ya ha pasado sin poder después añorarla. Si algo es realmente el sentido de la vida es ese silencio que tras la muerte entendemos. Opino que el silencio es en realidad el sonido más bello que existe, tan bello que nosotros no somos capaces de comprenderlo y por eso no escuchamos nada. Y aún así, curiosamente, lo intuimos. Hay veces que el silencio llena y reconforta nuestras almas. Hay veces que el silencio florece en nuestro corazón. Por eso, silencio. Hablo de él, trato de explicarlo, pero soy inútil, pues así no hago más que matarlo. Por eso acabo aquí, pero este canto no lo hace. Hay que leer entre cada línea, entre cada palabra y cada letra. Decidme, ¿que  entendéis vosotros en la nada que hay allí escrita? Y cuando la música deje de sonar, nada acabará hasta que queráis. Esto no acabará hasta que decidáis romper el silencio,